
Un Domingo de Agosto de 1911, un carpintero italiano, en otro tiempo trabajador del museo, permanecía oculto en un pequeño almacén del Louvre esperando a la mañana del día siguiente, Lunes 21 de Agosto. Sobre las 8, aprovechando que el recinto cerraba al público por unos trabajos de mantenimiento, Vincenzo Peruggia salía a la calle con "La Gioconda", escondida bajo su guardapolvo. El inductor del robo fue un estafador argentino, Eduardo Valfierno, que encargó 6 copias perfectas al excepcional falsificador francés Yves Chaudron. 6 réplicas exactas que vendió a 5 norteamericanos y 1 brasileño, por un valor de 300.000 dólares cada una, haciendo creer a los incautos compradores que, sin duda, se trataba de la obra auténtica. En 1931 confesó su crimen.
El cuadro original permaneció siempre en posesión de Vicenzo Peruggia. Al no recibir éste comunicación alguna por parte de Valfierno, (el teléfono móvil quedaba lejos en aquellos tiempos) en 1913 se lo ofrece a un anticuario de Florencia, Alfredo Geri, que para evitar problemas avisa a uno de los administradores del Museo Uffizi. Tras reconocer la obra como original y alertar a la Policía, "Leonardo" Peruggia, como se hace llamar entonces, es detenido. La pintura queda expuesta excepcionalmente en la Galeria Uffizi, y es devuelta a Francia el 31 de Diciembre de 1913. Vuelve a verse colgada de nuevo en el Salón Carré, el 4 de Enero de 1914. Desde entonces su historia será más íntima y distendida.
Fuente: www.meneame.net (kurioso.es)
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